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miércoles, agosto 17, 2005

Evaluación movilizaciones de la Facultad de Educación y Humanidades UFRO 2005

Introducción

Lo que intentaré hacer es una evaluación de nuestras últimas movilizaciones en el marco de la facultad de educación y Humanidades, y su relación con las demás facultades, la institucionalidad y las agrupaciones que comprenden la “comunidad universitaria”.
Lamento realmente que deba realizar este trabajo, sin que exista un respaldo de parte de las mismas carreras y facultad de realizar este proceso. Pero obviamente sé que este escrito se encuentra completamente sesgado y solo es parte de una reflexión personal que no intenta atribuirse verdades ni la razón acerca de los temas aquí expuestos.
Este trabajo debiese dividirse en dos partes principales, pero por criterios que responden al tiempo y al intento de no abusar del tiempo del lector, he decido desarrollar la segunda parte:
La primera parte debiese ser La descripción[1], que se enfoca principalmente a tres puntos:
1. Antecedentes de la problemática de la educación superior
2. La organización estudiantil en el hacer universidad.
3. La organización nacional como respuesta el año 2005.
La segunda parte, que es la que abordaremos en este trabajo, responde a La evaluación, la que se concentra en puntos mucho más particulares y que abarcan la:
1. Estrategia de la UFRO con respecto a la Ley de Financiamiento estudiantil.
2. Organización por carrera de la Facultad de Educación y Humanidades.
3. Organización colectiva de la Facultad de Educación y Humanidades.
4. Logro de objetivos e impacto en política local.

Este proceso que describiremos no es una abstracción, ni una idealización de parte de quien escribe, sino que esta sujeto a condiciones materiales, históricas, políticas y sociales que influyen considerablemente en el desarrollo de la organización popular.
Es bueno estar consciente de los acontecimientos del año 2004 en que tres dirigentes de la Facultad de educación y humanidades fueron sumariados, por lo que el CCAA de la facultad fue debilitado y damnificado por la injusticia y la persecución política del gobierno universitario. Esto debe entenderse como una agravante para considerar las nuevas formas de organización que surgen en el proceso 2004, y a la vez entender la posición del gobierno universitario frente a la acción de defensa de los derechos estudiantiles y sociales.
La ida vía sanción sumaria de los tres compañeros que proveían la vitalidad y la existencia práctica del CCAA de facultad de educación y humanidades (FEH) dejó una estructura política como figura o símbolo vacío dentro de las huestes estudiantiles, ya que en los últimos meses del año 2004 fueron pocas las carreras que aún mantenían la defensa férrea de los tres estudiantes. Las demás carreras de la FEH se limitaron al apoyo de cartas y declaraciones varias, mientras que una institución política estudiantil era violentada por la sanción de parte de la autoridad institucional universitaria. Quedó solamente el rastro, el terror. Pero además colaboró a nuevas propuestas orgánicas que dieron cabida a la integra representación y participación política.
El fenómeno que primero se debe considerar es el paso del 2004 al 2005, y en ello encontramos los sumarios a compañeros de la FEH. Lo sucedido deja un precedente: destruye la posibilidad de llamar a elecciones de CCAA, por lo que abre una puerta (las nuevas orgánicas) y cierra otra (la representación vigente en los estatutos, y por lo tanto la reconocida por la institucionalidad).
Quiero detenerme en esto. El que se abra una puerta no es completamente mecánico, en relación de que la organización estudiantil atraviese su umbral, pero fenómenos como este que indican un cierto espacio de acción, afuera visto como el espacio del ahora sí, el tiempo trascurrido en quedar sin organización central, y la fundamentación de una orgánica horizontal en un tiempo reducido de tiempo trajo consecuencias: y es ahí donde se relaciona con una puerta que se cierra. Retomaremos esto en la segunda parte del ensayo.
Ahora deseo dejar claro que lo aquí escrito es completamente parte de mi propia observación y no tiene mayor trascendencia de la exponer ciertos criterios para una evaluación conjunta, tanto de los estudiantes (como actores políticos), como de las organizaciones políticas presentes en la movilización. Estos son el real fundamento de una evaluación y no el trabajo que voy a exponer a continuación.

Estrategias de la UFRO con respecto a la Ley de Financiamiento estudiantil

Cuando comienza a difundirse, tematizarse, discutirse y problematizarse la ley de Financiamiento estudiantil (LFE) en las instancias del senado, las universidades en conjunto entran en un proceso de reflexión de la misma; se prevén las consecuencias de la implicancia de una ley que fomenta la actividad privada en el aprendizaje y la formación de profesionales, se ven directas formas de enfrentar al modelo, se ven las implicancias que involucra en el ámbito de equidad, o del ingreso de las clases sociales populares a la educación superior, etc.
La ley de financiamiento se presentó como la consagración de la práctica privada en la educación superior en nuestro país, demarcando las exigencias del sector privado al sector público en una forma grotesca, pero concordante con los principios del neoliberalismo. Las prácticas del neoliberalismo son muestra de las dinámicas de acción orientadas hacia el mercado, que en este caso son legitimados y consideradas como esencia política y sustancia jurídica. Según Santiago Basade[2], las dinámicas de acción orientadas hacia el mercado producen efectos visibles en las universidades y en sus interacciones, siendo dichas evidencias materializables en los siguientes aspectos:
v Restricción al ingreso de estudiantes en la universidad pública;
v Reducción de las asignaciones presupuestarias a este sector;
v Cobro de derechos de matrícula en instituciones educativas del estado;
v Apertura a la competencia entre universidades públicas y privadas con miras a la captación de recursos del fisco;
v Inserción de las lógicas del mercado y de la ley de la oferta y la demanda como catalizadores y reguladores del sistema educativo;
v Sometimiento de la educación a las pautas empresariales y a la relación costo/beneficio como eje de actuación; y,
v Mecanismos de evaluación universitaria centrados en la producción final generada (estudiante / producto).
Frente a la arremetida que compone la política neoliberal promovida esta vez desde el gobierno y legitimada en conjunto por los partidos políticos parlamentarios, las universidades, y especialmente el cuerpo estudiantil, se opuso en manifestación clara de principios y fundamentos que acompañan los criterios de derecho en los cuales se enmarca una educación democrática y popular, y por ello mismo se vive un proceso de contradicción latente entre el sector estudiantil y la política de gobierno.
Al identificar, primero que nada, cual es la composición de la ley, los intereses de clase presentes en su formulación y aprobación, los estudiantes identifican su enemigo, lo alcanzan a personificar en Sergio Vitar, Ministro de educación; en Ricardo Lagos, presidente de Chile, y en las autoridades locales del gobierno regional o universitario.
Aunque mucha gente no lo crea, el identificar al enemigo es fundamental y vital para la existencia de una organización de carácter reivindicativo, de las características que ahora relatamos[3], como lo es la estudiantil, ya que el identificar la raíz del problema se hace vital para comprender en su totalidad el origen y alcance de la temática. Por ello que debo mencionar que la actividad colectiva que se llevo a cabo en pos de evitar la aprobación de la ley de financiamiento siempre debió tener un carácter político referido al ámbito político nacional, y no enfrascarse solo en el espacio universitario. ¿Qué conseguimos con esto? Perdimos clases, claro esta, pero fundamentalmente no atacamos directamente el centro neurálgico de donde se promueve la ley, es decir, nuestros enemigos de clase: los que aprobaron la ley y se cobijan dentro de los partidos políticos, y la representación regional en el senado.
Claro, se me puede decir que esto es operar dentro de la lógica del electoralismo, y promover la legitimidad de estos actores al reclamarle a ellos y no a la sociedad en su totalidad, pero es fundamental decir aquí que sino existe la fiscalización de la toma de decisiones de personajes políticos que se llenan la boca de la representación popular o etc. e insisten en operar sobre las sumisas y dormidas mentes mediocres[4], se obtiene como resultado que se debía intervenir, y el espacio era otro, y podía entenderse de dos formas:
a) Acción de difusión, educación y sensibilización de la comunidad universitaria y de la población en general, acerca de los contenidos y consecuencias de la ley de financiamiento.
b) Presión y acción directa de clases sobre los círculos hegemónicos de la política regional y nacional, y principalmente de los sectores privados beneficiados con la ley de financiamiento.
Ese fue realmente el primer norte que se había desarrollado en la UFRO como movimiento estudiantil, a través de la decisión de las 4 facultades de desarrollar, manifestado en el accionar de la Coordinadora de Estudiantes Universitarios (CEU) encargada de créditos y becas, la atribución de asumir la movilización conjunta en torno a la LFE. Esto hasta una primera parte.
Lo sucedido fue esto: la conformación de la CEU estaba enmarcada en resolver un tema que desde hace años delimitaba el accionar de la organización estudiantil: créditos y becas. Para esto se eligieron 3 representantes por facultad, conformándose por 4 voceros (uno de c/facultad), y los 8 ayudantes (dos por facultad) quienes contribuían con la recopilación de los datos. Además se contrató el servicio de dos trabajadoras sociales para ayudaran a la Trabajadora de la FEUFRO en la tarea del recopilar y analizar los casos que tenían un gran número en los primeros meses del año.
Estas 12 personas (estudiantes) y las 2 trabajadoras compusieron el trabajo de la CEU. Los consejos de presidentes, que cada vez eran más numerosos, dieron el pase para que la CEU fuera tomando atribuciones de carácter netamente político, ya que las funciones y tareas que desarrollaba no podían ser realizadas solo a través de un trabajo administrativo, y para dar mayor agilidad a los temas se pidió al Consejo de Presidentes (CCPP) la atribución de tomar decisiones que dieran mayor legitimidad a este órgano y un carácter político en la organización estudiantil.
Lo que hizo la CEU al asumir la problemática, o la contradicción inmanente de la ley de financiamiento estudiantil, pretende realizar un trabajo sentado en la línea a) y b) que antes mencionábamos. De esta forma se trataba de dar un golpe certero a la organización política del oficialismo. Se convocó a marchas, se sostuvieron reuniones con organizaciones de la sociedad civil, con los estamentos universitarios, etc. La ley de financiamiento fue discutida por las carreras, por las facultades, las que tambien tomaron sus líneas de acción.
Por este mismo motivo, la CEU que trato de privilegiar la acción conjunta de las cuatro facultades, comienza a sufrir quiebres de parte del mismo estudiantado. Es cuando las asambleas de cada facultad comienzan a desligarse de la acción conjunta y colectiva (referida a las temáticas a y b), y llaman a tomar la universidad el día 11 de mayo (fecha en que expiraba el plazo de los créditos). FEH toma la delantera y se moviliza sin trabajo que lo haya llamado a constituir un petitorio conjunto de las carreras participantes.
El aparecimiento de varios petitorios por carrera, que según la carrera de Castellano, tenia como objetivo sumar mayor número de personas a las movilizaciones, lo que realmente trajo en realidad una desorganización y falta de síntesis de los mismos petitorios, desembocó en una falta de sentido colectivo de la movilización. Se puede argüir que existía un objetivo concreto que era, como habíamos mencionado anteriormente la LFE, pero esto realmente no se concretizo en el imaginario colectivo, y con la existencia de la multiplicidad de petitorios se gesto un clima de real desconcierto en torno a los objetivos de la movilización.
Así es como aparece jardines infantiles, reforma universitaria, LFE, etc. lo que no daba un carácter concreto a la colectividad movilizada en términos de discusión y acción. La escaso definición de cada una de las temáticas que sobrecargaron la movilización termina por desincorporar personas a la movilización. El ejemplo mas claro es la segunda parte de la estrategia de la movilización que se jacta de una reforma universitaria sin discutir colectivamente los preceptos que involucra una reforma. Tenemos claro que se dieron debates que suscitaron la conversación, pero no una propuesta de la FEH, lo que realmente hacia insostenible la situación de movilización.
Se debía entender primero que con un cuerpo estudiantil, y con un posicionamiento de clases de los demás estamentos llevar a cabo una reforma universitaria era realmente difícil llevar a cabo un proceso de transformación de la educación superior y de la organización política y académica de la universidad en sí.
El haber tomado la opción de llevar a cabo la fragmentación en facultades fue una opción que se tomó sin medir las consecuencias, pero que obedecía principalmente a la estructuración de clases que presenta la dirigencia de cada una de las facultades interventoras en la movilización. Por ello, debió preverse que no se podía apostar a una Reforma Universitaria (RU) sin el resto de la universidad, sin el resto de los estamentos, y sin al discusión de todo el estudiantado.


Organización por carrera de la Facultad de Educación y Humanidades.
Aunque estuve presente y activo en la movilización de la FEH no puedo realmente pretender describir cada una de las carreras y su proceso de discusión de acuerdo con el proceso aquí expuesto, por lo que solos e pretende dar un acercamiento a preceptos fundamentales de la orgánica que de cierta forma debilitaron[5] el proceso organizativo o promovieron la organización horizontal en inconsecuencia con los procesos de discusión llevados a cabo en su propia carrera y asambleas.
Esta fue la situación de varias carreras que enfrentaron esta movilización sin un CCAA de alumnos constituido, y que sumado a los discursos anarquistas y libertarios que se hicieron presentes en el ámbito estudiantil de la FEH, tomando mayor fuerza orgánica la horizontalidad como forma colectiva de representación, discusión y organización. Pues ¿qué tiene de malo esto en realidad? Lo que sucede es que la incorporación de una horizontalidad no es un proceso impositivo de parte de grupos de cada carrera, no obedece a ciertas premisas ideológicas, ni debe ser considerado como instrumento de politización y de acoplamiento a discursos ya identificados; Sino que obedece a una decisión y discusión de parte de una carrera acerca de cuales son los principios democráticos que darán consistencia a una carrera organizada políticamente.
Él haber personalizado este discurso de la horizontalidad, obviamente tuvo consecuencias en cada carrera, ya que muchas personas se sintieron aislados de la discusión y lo encontraron como una imposición dictatorial de sectores que se atribuyeron la horizontalidad, o la manosearon hasta el descanso, sin antes haber promovido una real discusión, o una real aprobación general de este tipo de organización, que en sus preceptos involucra a la totalidad de la carrera, para la configuración de una asamblea realmente horizontal.
El fácil discurso de la revolución, revolución que la hacen ellos y nadie mas, dejó en el camino un trabajo realmente serio y colectivo acerca de la reformulación de los estatutos o de la naturaleza de la organización de cada carrera. No se vieron los pro y los contra de una organización horizontal, sino que se desembocó en una práctica colectiva no sustentada por nadie mas que por los discursos repetitivos en cada asamblea de FEH.
Las criticas a este tipo de prácticas eran vapuleados por la generalidad de las personas asistentes a las asambleas de FEH, pero no se consideró realmente el hecho de una orgánica sustentada en los pilares de la decisión de los agentes. Lamentablemente esto desintegró varias carreras, y le quito fuerza a la organización de las mismas. Dejó a muchas personas marcando ocupado, ya que no existió el proceso de educación necesario, ni la voluntad de llevar a cabo su formalización en el cambio de estatutos (salvo carreras que trabajaron en ello, pero que lamentablemente ya habían empezado a operar en la lógica de la horizontalidad), anteponiendo a ello un discurso de radicalidad rebelde que no provocó ninguna acción colectiva, sino que deformó su propia acción colectiva en la exigencia y negociación con la institucionalidad[6].
Esto obviamente lo relaciono con las negociaciones, las reuniones, etc. que se sostenían con diferentes personajes y “autoridades” del gobierno universitario, en donde eran enviados personajes que solo respondían a una autoreferencia en términos de representación, ya que no estaban validados en términos formales, por lo que no eran considerados para tales acciones por la institucionalidad. Dime ahora: ¡Esa es la idea! Claro, así es como operamos mas eficazmente, ¿cierto? Que conseguimos con el habernos colocado en esa posición rebelde, no de rebelde sin causa, sino de rebelde flojo. Ese capricho, y esa obsesión de no haberse organizado realmente, o el haber conjugado procesos que debían realizarse en ámbitos distintos, terminó con fulminar las expectativas estudiantiles, dando paso a la discusión de la organización como tal, dejando de lado la temática que realmente se quería abordar, malgastando tiempo y energía, y a la vez, gastando el trabajo en torno a la toma.
En las carreras se presentaron fenómenos en torno a las etapas de la toma que tampoco fueron avizoradas en su momento, o no fueron tomadas en cuenta de acuerdo al proceso que se vivía. Dentro de ellos podemos mencionar que al asumir realizar una movilización no se presentó oficialmente el ¿por qué nos movilizábamos? Lo que dio un gusto de arrebato general. Esto obviamente tenía fundamento, y era la LFE, pero ¿hasta qué punto teníamos esto incorporado? Todas las carreras lo presentaron en sus petitorios, de los cuales ya hemos hablado, pero no existió el desarrollo del petitorio general en la fecha adecuada, en el momento adecuado, y con relación directa a la acción que presentaba en su confirmación la LFE. No se proyectaron estrategias, y la ley se terminó aprobando.
La segunda parte, cuando ya se asume que la LFE está aprobada (o así mejor dicho lo demarca la nueva línea de acción tomada), se recurre a la temática de la RU. La RU es una temática, que en ese momento dudo mucho se haya discutido en realidad en las carreras. El nexo que existía entre la LFE y la RU era sencillo: El gobierno y el parlamento presentaban una reforma a la educación superior que se centraba en la acción del sector privado y la conceptualización de la educación como mercancía; los estudiantes debían presentar su proyecto de educación superior en el marco de la acción y defensa de los actores populares. Esto lo veremos en el apartado siguiente, ya que involucro la organización de la FEH en su conjunto.
Se asumió, según propuesta de la carrera de Pedagogía en Castellano el “asumir la responsabilidad por carrera de los edificios en toma”, lo que en la práctica fue completamente vulnerado por la acción individualista de las carreras que no otorgaron el sentido de colectividad en su acción política individual.
La frustración se volcó para terminar con desintegrar lo realizado hasta finales de la movilización[7]. El irrespeto por las leyes o normas impuestas por los mismos estudiantes desencadena actos de vandalismo que no tienen justificación cuando se esta organizado en un espacio democrático de discusión y representación. No tienen cabida las basuras hechas por la carrera de sociología (que lamentablemente debemos generalizar), ni tampoco el irrespeto de las demás carreras con las prohibiciones previstas al comienzo de la movilización (y con esto apunto principalmente a la carrera de Pedagogía en Castellano).

Organización colectiva de la Facultad de Educación y Humanidades.
La organización de la FEH si que fue un ensimismado intento de sinergia política. Eso no se le puede discutir, pero si es discutible la implementación de la organización, con su funcionamiento y su validez respectiva ante los actores estudiantiles. Esto en primer término. Lo segundo esta en el alcance en términos de negociación y de incorporación del otro al lenguaje y la discusión. Pero vamos por parte.
La FEH, como hemos dicho anteriormente, se encontró desmembrada, descuartizada por los asesinos nauseabundos de la injusticia institucional. Estos cadáveres, estos fantasmas que siguen espantando en la UFRO, continúan sus labores con cadenas y grilletes en los pies, esperando nuevos blancos que estén dispuestos a sufrir una persecución política fatal. La FEH fue herida. Herida de muerte; pero esta no fue una herida superficial, sino que, dada las circunstancias de esta movilización y de la situación de la política nacional y estudiantil, dio paso a la muerte de una orgánica en su conjunto: la orgánica vertical.
A esto además se sumaron los procesos que vivían la carrera de licenciatura en sociología, en los cuales había surgido una nueva forma de orgánica al interior de la universidad, la cual se adaptaba mas a los discursos apartidistas, y dejaba de lado al centralismo y la democracia representativa: esta era la orgánica horizontal.
La FEH estaba descompuesta; no había TRICEL, no existía como tal la antigua directiva, no había interés en formar listas, etc. es decir, se presentaron varios fenómenos que encontraron a los estudiantes en el periodo anterior a las movilizaciones con toda una predisposición para integrar una nueva orgánica a la organización de la Facultad. Lo que no se hizo fuera y dentro del proceso fue discutirla, y ya hemos mencionado sus consecuencias.
Entonces, a la hora de organizarse se intento configurar una mesa que integrara un representante por carrera, y que ejerciera la calidad de vocero de su carrera dentro de la misma Facultad y ante las instancias correspondientes[8]. Para ajustarse y jugar con los parámetros institucionales se le dio el nombre de TRICEL, y por ello mismo se le dio la misión de trabajar los estatutos de la facultad para su discusión y reformulación (cosa que nunca sucedió). Se eligió un representante de la Facultad, el cual anduvo dando botes de lado a lado sin una real orientación en sus funciones, ya que tampoco existía la justificación de su elección. Este fue el esqueleto con que FEH salió a la cancha.
Al ratificar el trabajo de la CEU, los estudiantes mantenían directa relación con su trabajo, y la elección de tres representantes. Pero cuando la FEH toma por su propia cuanta las movilizaciones la CEU, que había integrado a las 4 facultades, comienza su debacle en términos de representación estudiantil, mas allá del papel formalizado en Dirección General estudiantil (DGE).
La FEH toma la postura de tomar los edificios A, D, E y N. Esta acción no fue respaldada por un petitorio, lo que trajo desorganización aparente entre las filas de la misma facultad, y a la vez mostró inconsistencia en su proceso de movilización frente a las demás facultades, y los demás estamentos de la Universidad. Desde el comienzo partimos con un pie atrás, y el otro por delante: era obvio el caerse o tropezarse.
La LFE era el centro de la movilización, insertándose además las temáticas de la RU, la Democracia Triestamental (DT) y el rechazo a la privatización (como parte de la LFE). El día 11 de mayo, la facultad se cansó del “letargo” que había mantenido a través de los paros consecutivos en los días anteriores y accedió a sumarse a las movilizaciones de carácter nacional[9]. La temática de los créditos y becas quedó a un lado confiriéndosele el trabajo a la CEU, pero deslegitimandola de su trabajo en torno al Financiamiento estudiantil. Las demás facultades sostenían la posición inicial en torno a la CEU, por lo que era imposible seguir trabajando en el mismo idioma. El quiebre era ineludible entre las facultades, por lo que se diluía la posibilidad de un petitorio conjunto, y mas que nada la posibilidad de encaminar objetivos de fondo para la política estudiantil: Los tan añorados, pero poco trabajados congreso estudiantil y el congreso universitario.
Los CCPP se sucedían sin repuesta fortificante de las demás facultades, las cuales tomaron caminos distintos en su organización dando paso directo a la autonomía por Facultad, y a la vez a un petitorio por facultad. Mientras que la FEH dilapidaba como ente representativo al CCPP[10] en sus asambleas dando paso a la desconexión total con las demás facultades y haciendo estúpido e impracticable el trabajo de la CEU.
Las asambleas de FEH se volvieron un juego bastante burocrático. Las decisiones no se agilizaban pese a tener a los representantes o voceros de cada carrera en las asambleas, dando espacio a nuevas asambleas por carrera para decidir los temas, lo que desembocó en horas y horas de desgaste que terminaban fomentando indecisiones y un pajeo mental-físico horrible. Se vulneró los aportes que podían dar correspondencia con los objetivos que se fueron trazando en el avance o retroceso de la movilización, para dar mayor consecuencia lógica a lo exigido con la solución implícita, por lo que tomas como la del pabellón A, se hicieron insoportable en la medida en que se exigía un claustro triestamental de la FEH, mientras se vulneraba los derechos de bienestar del estamento de los funcionarios. ¿Con qué sustento invitabas a trabajar a un estamento a la democratización de la Facultad?
La existencia de conversaciones con los demás estamentos fue un secreto sereno para la organización de la FEH. La reacción tomada por los funcionarios y el gobierno universitario de retomar el pabellón A, fue mas allá del llamado de atención hacia los estudiantes[11], fue además la debacle de la movilización.
Frente a la respuesta del rector al último petitorio quedo sembrada la ambigüedad. Con la respuesta del decano a las exigencias de los estudiantes, se cerró un trato forzoso acompañado de la presión represiva del desalojo latente en las universidades movilizadas a lo largo de Chile. El resultado fue funesto, pero en cierta forma se debió a la incontinuidad del proceso de movilización, y a la gran decepción que se radicó en el constante divagar de objetivos en objetivos; De expectativas en expectativas que nunca se cumplieron. Eso solo trae la agonía apática de los que se dejan vencer fácilmente y sucumben ante la mediocridad del dejar pasar el tiempo.

Logro de objetivos e impacto en la política universitaria
¿Qué es importante destacar de esta organización? Siempre, como en cada organización, y en su respectivo análisis, se deben destacar los fines, es decir, los objetivos trazados por el mismo colectivo. Por el momento solo diremos y acentuaremos la existencia de etapas dentro de la movilización que tuvo que ver con la viabilidad misma de mantener la toma, y no a una definición a priori de las condiciones que movilizaban a los estudiantes en su conjunto. ¿Por qué digo esto? Porque fue observable la metamorfosis constante de los estudiantes en su petitorio general de FEH, ya que las condiciones mismas del desarrollo de la realidad política, iban haciendo que los estudiantes fueran planteando nuevas estrategias y nuevos fines que permitieran una justificación al mantenerse en toma, pero a la vez dieran posibilidades de alcanzar los objetivos trazados. Así es como se llegó de un objetivo macro (LFE) a una apuesta micro (Claustro triestamental de la FEH), al cual se tenía alcance dentro de las posibilidades de logro que la misma contingencia planteaba.
Así la movilización se vuelve tierra blanda, pantanosa y de nadie. Fundamentalmente debieron irse bajando los perfiles en el marco de la obtención de los logros trazados, y esto por las agravantes que la misma organización estudiantil produjo. Pero además por el mismo juego que debió desarrollar la FEH, cuando se encontraba aislada, para generar una transformación en la realidad que había intervenido.
Es por esto mismo que cuando en su final se obtiene una respuesta al último petitorio, vemos que el petitorio ya no identificaba las reales aspiraciones puestas en la movilización, y terminan por desembocar en manifestaciones de frustración latente, como la de sociología, que se ampararon en una exigencia política a la colectividad para generar desmanes y destrozos.
Luego de esta derrota, ¿Quién querría continuar este proceso de reivindicación política, o ratificar los logros obtenidos en la movilización? La respuesta se vio en la práctica. Se desintegró todo el esqueleto construido; la horizontalidad desaparece y se desvanece en el aire, por no estar sentada en cimientos fuertes de la discusión democrática y asamblearia. Podemos sumar las exigencias académicas como muestra de nuestra incompetencia por seguir el proceso, pero es claro que la frustración es la muestra mas clara de la discontinuidad de la movilización.
El transformismo de los objetivos para mantenerse dentro de los rangos de la lógica institucional creó las serias dificultades de mantener la misma postura inicial. Dificultades que no fueron previsibles, aunque lo eran, a la hora de dividir la organización estudiantil[12], de afrontar la movilización con autonomía y con independencia en el hacer frente a las demás facultades. Era obvio que si se va descomponiendo el cuerpo terminas por llegar a lo más ínfimo de las células, y desde ahí la gente que hoy se siente frustrada por la movilización debió asumir ese riesgo desde que se diluye la organización estudiantil UFRO.
El juego con la institucionalidad se refería principalmente a que no podía configurase una RU sino contabas siquiera con el resto del cuerpo estudiantil, o sin la participación de los demás estamentos; entonces es la hora en que dentro del juego, del cual habla Bourdieu, el agente ve las posibilidades de éxito o inversión real a través de un interés en un campo social determinado, y por lo tanto opera en torno a un consenso, el cual se refiere al mismo campo social. El ser parte de este campo social involucra someterse a normas del mismo, y desde esta perspectiva las movilizaciones recaen en el juego, al definir sus intereses. Estos intereses están vinculados a este campo social, y operan desde él.
Entonces se ven los intereses estudiantiles siempre en relación con el campo social donde operan, y por lo tanto se estructuran estructurando prácticas de organización política. Lo que sucedió en otras palabras, es que el juego de intereses tiene limites en su operacionalización, y esto estaba enmarcado dentro de una limitante al cumplimiento de las exigencias propuestas. No se pueden cumplir las exigencias sin X, por lo que la FEH no podía acceder a esas soluciones. Su táctica evasiva, para mantenerse en el juego, era cambiar sus objetivos, sin transformar sus intereses.
De esto hablamos cuando definimos primera, segunda y tercera etapa. En la primera etapa, digamos que contábamos con objetivos generalizados (LFE) en el ámbito estudiantil. Objetivos que fueron conjuntamente abordados por académicos y funcionarios[13], lo que de hecho proyectaba una acción colectiva de la UFRO.
El desmembramiento dio paso a paso a la segunda etapa, donde los estudiantes de FEH llevaron a la práctica la tan exaltada autonomía por facultad, que dio paso a la desintegración de los objetivos. La FEH esperaba bajar la LFE. A este resquemor de ver tan vacía de contenidos la movilización (que se enmarcaba en la fragilidad de la misma) se sumó la DT y la RU como contraataque al neoliberalismo privatizador. Teníamos una nueva configuración de objetivos que pasó definitivamente por la aprobación secreta de la LFE por el presidente Lagos.
Hasta que a un iluminado se le ocurrió decir que: Como le ibas a pedir al gobierno que te haga la RU. Esto radica en una tercera etapa, donde ya se solventaba la idea de que la RU no era una exigencia sino un trabajo, en donde debía existir una concordancia con la acción de clases de los estamentos. Pero al ver que la RU y DT en la Universidad debía ser acompañada por los demás estamentos y por el mismo bloque estudiantil, por un Congreso Universitario que respaldara institucionalmente sus conclusiones y decisiones, se produce una nueva disolución de los objetivos, apareciendo el Congreso o Claustro de FEH.
Del paso a la segunda a la tercera etapa, es cuando se comienza a jugar en serio. Es aquí donde la representación nos juega así atrás, donde nuestra orgánica no estaba validada por estatuto, por lo que para la institucionalidad no había con quien negociar. Esto entraba en relación con la dificultad de correspondencia entre lo que se pretendía (los fines) y la forma de organización de la FEH (los medios) que en cierta forma no calzaron en la consecución por los motivos señalados.
La tercera etapa ya había dejado a todos en al frustración. Es eso lo que se ofrecía desde el comienzo al plantearse objetivos tan amplios con una fuerza tan pequeña[14]. Lamentablemente no se previeron las acciones de desintegración del estudiantado y su correspondencia con los objetivos. 30 personas en toma no podían reformular la Universidad, y realmente lo siento, pero es así.
El impacto de alcance en la política universitaria nunca tuvo un hecho específico que marcara realmente un progreso de los grupos reivindicativos a los cuales es asociada la FEH. Esto lo digo porque la política de la institucionalidad seguirá siendo la misma, la de la represión, la de instaurar sus parámetros en el diálogo, etc. pero seguramente deben considerarse además las consecuencias que tuvo la movilización en la política de los demás estamentos en pos de recuperar el claustro de Facultad.
Los funcionarios quedaron divorciados de los estudiantes, y nadie ha vuelto a verse las caras después de la movilización; para los estudiantes ellos violentaron la toma del A, para los funcionarios los estudiantes violentaron su Bienestar con la toma del A. Ambas tienen sentido, ahora ¿Se asumirán las responsabilidades en ambos hechos?
Los académicos se acercaron mas que nunca a los estudiantes. Esto involucra las mismas características de la LFE, como las de democratización de la Universidad, y del derecho a la educación. Seguramente esto debe ser continuado, ya que existe una veta que debe ser profundizada políticamente que es el encuentro del ala “progresista” de los académicos con la conceptualización de los grupos políticos de izquierda y ultraizquierda de la FEH. Aquí hay un atisbo del claustro de facultad.

Conclusiones
¿Qué queda ahora? ¿Culpar a los mal llamados dirigentes? NO, radicalmente no. Creo que si algo nos mostró la horizontalidad, tan manoseada por todas las bocas y lenguas, es que todos tenemos el don de pensar, y que la horizontalidad como tal nos entrega el espacio para culpabilizar (si así lo requieren los mediocres siempre existentes) y tratar de defender nuestro punto de vista (como hombres de ideales): ese espacio es la asamblea.
Ahora quienes tratan de convertir en inquisición este proceso post-movilizaciones me queda expresarles que la horizontalidad dio los espacios para debatir, discutir y generar los objetivos trazados, y que el refunfuñar a las espaldas, el ladrar con el tono de la vanidad propia, no contribuye en nada a la organización estudiantil. Ahora lo importante es evaluar.
Habrá notado el lector que me referí al Claustro de facultad. Tengo que decir, que esto era posible de realizar sin las movilizaciones. Así es, lamentablemente no se realizó este trabajo político de sentido común e histórico que diera síntesis a esta experiencia de diálogo con anterioridad. Pero no debemos derrumbarnos, debemos continuar, y sin en esta ocasión debemos enfrentar un claustro de facultad, hagámoslo!! Démosle todos los alcances necesarios para no deslegitimar los principios que desarrollaron la última movilización y todos los que contribuyan a tener una Universidad popular.
Dentro del marco de lo existente es difícil proyectarse una Universidad Popular, dada las temáticas de la política económica actual, pero en nuestra universidad aseguremos el fundamento de un enfoque democrático directo de organización y representación. Para ello podemos intervenir, e intervenir en la raíz de la FEH, en su administración, en su docencia, en sus mallas, etc. forjando la universidad, sin desprendernos de los ideales últimos de transformación social: Mas allá de la Universidad Popular existe una sociedad completa y compleja que espera volver a ser una sociedad popular.
El miedo a la confrontación, el espanto y terror frente a la amenaza de quienes vemos caen el error, pero que aún así poseen un gran poder simbólico dentro de la FEH hacen que las prácticas democráticas sean sesgadas. El romper esa barrera dentro de los discursos que exaltan sus patrones de revolución y rebeldía factual, llevando la colectividad a los excesos de radicalidad pura, siempre en pos de exaltar su status de revolucionario, son agravantes para que caigan en el error dramático que hemos visto año. Un revolucionario vela por la colectividad: por su pasado, presente y futuro, y desde esta perspectiva hace que se haga mas fuerte en su construcción.
Lo acontecido este año debe instigar a ofrecer un diálogo fluido, una confrontación directa de las ideas. Hay aún quienes levantan la voz contra todos los dogmas y envejecimientos del corazón y mente, ante la ceguera funesta con que se relacionan cada uno de nuestros compañeros. La idea no es tener la verdad, la idea es construirla, y por ello no hay que tener miedo a construir con genialidad e imaginación. Les invito a corregir este trabajo, y a aportar con nuevos. A evaluar, no a destruir con la vanidad y envidia imperante en el mediocre, sino a crear para mejorar, sumando perspectivas, para trasformar y seguir siendo hombres dignos en el trabajo realmente revolucionario. Nada de lo escrito tendrá sentido sin la acción de la asamblea de la FEH, y sin al acción concreta.

[1] Este punto esta basado en la importancia de comprensión de la totalidad y de las implicancias que abarca la contradicción tácita de la educación como derecho o la educación como mercancía, y además el contenido de dicha educación, la formación, y el aprendizaje mismo. Invito al lector a leer a Pierre Bourdieu en La reproducción.
[2] La reconfiguración de las esferas de lo publico y lo privado en al educación superior: el caso ecuatoriano. Se puede encontrar con este nombre en Internet.
[3] Dejamos claro que existen organizaciones que se fundamentan en la acción colectiva autogestionada y no en la exigencia o demanda de satisfactores o derechos, ya que estos son conseguidos de la misma forma: a través del mismo trabajo de la colectividad.
[4] Además sabemos que el cuestionamiento de ley de financiamiento no era porque si, sino que se fundamentaba en la privatización de la educación pública, y la irresponsabilidad del estado de entregar en manos del sector privado el derecho a la educación para adecuarse aun más a lógica neoliberal, continuando la arremetida mercantilizadora en nuestro país. Esto obviamente tiene una consideración fundamental en los procesos de real representatividad de la población, y asume un nuevo cuestionamiento a la democracia representativa como fundamento de organización política.
[5] Cuando hablo de haber debilitado me refiero a las características que asumió en presente concreto de movilización, y no en las consecuencias que puede presentar como fortalecimiento de una organización mucho más participativa y libertaria en sus fundamentos y criterios políticos de decisión colectiva.
[6] Entiendo que me pueden crucificar por hablar de negociación, pero ¿qué es una movilización sino la consecución de objetivos a través de una negociación? A muchos parece muy frío, pero en términos instrumentales ello es, y es eso lo que se configura generalmente, y es a lo que obedecía este concepto en este caso. Esta claro el sentido de que podemos cargar a estas prácticas, pero siempre está presente la demanda, la exigencia, que lamentablemente se vincula a los ejes del poder hegemónico e institucionalizado, y representado o personificado en el ámbito colectivo referencial en el gobierno universitario.
[7] Se entiende la frustración, pero si perdimos, perdimos todos, y no vamos a comenzar a hacer lo que se nos ocurra, o hacer berrinches o pucheros que manifestados en acciones de vandalismo barato, pasando por encima de toda la colectividad, sin medir las consecuencias que puede traer para los miembros de la misma. El espacio de disentir es la asamblea y ninguno más.
[8] Aquí debemos destacar la escasa definición de los roles que debían cumplir estos voceros, ya en las asambleas se encontraron entre la espada y la pared frente a las orgánicas de cada carrera que presentaba a otros voceros, presidentes, etc. dejando bien delimitado su campo de acción y representación. Es decir, estos los llevaba como representantes en las instancias de negociación, pero en la acción de discusión de la asamblea. Esto no fue delimitado, ni sé previo su importancia para evitar confusiones en la legitimidad de la orgánica.
[9] No me atrevo a habla r de un acto netamente politizador desde las sombras, pero obviamente tuvo vinculación con intereses mas generalizados acerca de las expectativas de la movilización.
[10] Es buenísima la paradoja de los estudiantes de la FEH que piden respeto por su orgánica, pero no respetan las del resto.
[11] Este llamado de atención fue realizado con semanas de anterioridad por la AFU y por el Decano de la Facultad a través de declaraciones públicas y conversaciones que no hicieron ver la situación a la cual se enfrentaban los funcionarios con la toma del espacio A.
[12] Aunque como hemos dicho ya estaba dividida en clases, y aun lo está. Lo importante es que los arrebatos colectivos desarmaron un espectro que se pudo haber consolidado. Una orgánica como la CEU era respetable en la forma de elección de las personas integrantes, ofrecía cierto equilibrio de representación, y podía acceder a instancias de representación que habían sido vedadas por la institucionalidad. Se debe ver que la CEU, pese a no ser el ideal de organización estudiantil mostró consecuencia con la horizontalidad y con la Democracia Directa dentro de la FEH.
[13] No podemos decir que fue un proceso complejo de discusión en torno a la LFE, sino que el sector estudiantil se encargo de presentar su análisis de la LFE a los demás estamentos, los cuales lo apoyaron para hechos contingentes. El decir lo contrario seria iluso e hipócrita.
[14] Hay personas que hablan de que Guevara iba con 30 personas, y que eran una gran fuerza, etc. Esas personas les digo que Ernesto Guevara hizo un trabajo popular, con un apoyo popular, ya que es un pueblo el que cambia y transforma las naciones, no esos 30 guerrilleros.